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Miopatía por estatinas: reporte de caso

Las estatinas son medicamentos de uso frecuente en el tratamiento de pacientes con dislipidemia, enfermedad cerebrovascular y enfermedad coronaria. Uno de los efectos adversos más reconocidos de las estatinas es la toxicidad muscular, que aparece generalmente de 3 a 6 meses posterior al inicio de la terapia. Se manifiesta con mialgias, intolerancia al ejercicio y debilidad muscular. Esta es una de las principales razones de abandono terapéutico.



Caso clínico

Mujer de 76 años con antecedente de enfermedad pulmonar obstructiva crónica, obesidad, apnea del sueño y enfermedad coronaria revascularizada con cardiopatía isquémica con FEVI 48%. Inició manejo con rosuvastatina 40 mg tres meses previo al ingreso hospitalario.

Consultó por un cuadro de 3 semanas de mialgias y debilidad muscular progresiva proximal, generando limitación en las actividades de la vida diaria y posteriormente en la marcha. Adicionalmente, asociaba astenia, adinamia, reducción de volumen miccional y edemas de miembros inferiores grado II.

Al examen clínico, la fuerza muscular fue de 3/5 en segmentos proximales y 4/5 en segmentos distales, los reflejos miotendinosos fueron normales y no hubo alteración de los nervios craneales ni la sensibilidad.

Los paraclínicos evidenciaron una creatina-fosfoquinasa (CPK) en 9128 UI/L, elevación en las pruebas de función renal y transaminitis.

El estudio de electrodiagnóstico mostró hallazgos relacionados con el compromiso intrínseco de la fibra muscular, compatible con miopatía.

La radiografía de tórax mostró opacidades parenquimatosas pulmonares bilaterales. El hemograma y las bilirrubinas fueron normales.

Dada la relación temporal con el inicio de la rosuvastatina, la evolución clínica y los resultados de los paraclínicos se consideró un cuadro compatible con miopatía y rabdomiólisis secundaria al uso de estatinas, además de una falla cardiaca descompensada.

Entre los diagnósticos diferenciales se planteó una probable polimiositis ya que la paciente asociaba síntomas secos, sin embargo, el perfil de autoinmunidad fue negativo. Por otra parte, la tomografía de tórax descartó compromiso neoplásico y no hubo otros síntomas constitucionales que orientaran a un síndrome paraneoplásico.

Posterior al retiro de las estatinas presentó una adecuada evolución clínica dada por una mejoría de los síntomas neurológicos, descenso de la CPK y normalización de función renal. Se dio manejo ambulatorio con azatioprina como ahorrador de esteroide, plan de rehabilitación integral y control de sus patologías de base.

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